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La fotografía surgió con la necesidad de capturar el momento y de documentar la realidad con imágenes. Entender conceptos a través de la imagen siempre ha sido más fácil para el cerebro humano, y justo esto es lo que persigue la fotografía: contar una historia a través de un segmento visual significativo, algo así como “la parte por el todo”.
Con el tiempo, se ha considerado a la fotografía un arte en el que interviene la tecnología y que ofrece un sinfín de posibilidades creativas. Ya no solo se trata de contar lo que ocurre con imágenes reales, sino de crear un universo de ilusiones. Tantas son las posibilidades de la fotografía que existen profesionales especializados en retratar diferentes áreas, como: la moda, paisajes, deporte, periodismo, productos, eventos… en cada entorno se dan unas condiciones específicas que requieren de determinados requisitos técnicos y que influyen en la calidad del resultado. Surgen así los géneros fotográficos.
Dicen que las mejores fotografías son las que no necesitan retoque alguno para impactar en el espectador. El buen fotógrafo sabrá dominar las características del entorno para sacar el máximo partido de la luz, las sombras, las formas, los espacios… en este post nos centraremos en la iluminación, un elemento clave en fotografía.
Muchos artistas encuentran en la fotografía su forma de expresarse y obtener su particular punto de vista del mundo que les rodea. Si ya tienes la inspiración, pero te falta la técnica, ¡no te preocupes! Atento a las formaciones de fotografía que te recomendamos a lo largo de este post.
La mejor manera de convertirse en un experto de la fotografía es invirtiendo tu tiempo en observar. Observar el trabajo de otros artistas, observar a tu entorno, observar las cosas que para otros pasan por inadvertidas… como la luz o el movimiento.
Detenerte a ver el mundo que te rodea puede ser la mejor fuente de inspiración, sobre todo si partes de ciertas premisas claves para detectar que imprimirán fuerza a tus obras. ¿Quieres saber cuáles son?
Atento a estas seis características que comparten todas las buenas fotografías.
Composición inteligente: con esto nos referimos a ser conscientes del mensaje que queremos transmitir. De nada servirá una técnica perfecta si no tenemos claro el concepto. Cuando lo sepamos, tendremos que ver cuál es la mejor manera de transmitirlo.
Persigue la reacción: parar y atraer al público tiene que ser tu objetivo principal para que puedas transmitir tu mensaje. Las buenas imágenes son visualmente estimulantes y te suscitan curiosidad, como si te quedaras con las ganas de saber más sobre la historia que muestran. Se puede llamar la atención con los personajes, la composición, efectos visuales, luces… y de muchas otras formas que aprenderás con los cursos de fotografía de Euroinnova.
En los detalles está lo más interesante: no te quedes en la superficie, un mensaje siempre puede ser enriquecido por matices y detalles. Si jerarquizas los elementos que aparecen en la foto, podrás emitir más de un mensaje. Imprime personalidad con profundidades de campo, un primer golpe de vista o un elemento disruptivo.
Contextualiza la obra en una cultura o movimiento artístico: para contar una historia hace falta ubicarse en un contexto, cuya visión puede estar condicionada por las vivencias, opiniones o creencias del artista. Esto es lo que hace al arte tan interesante.
Emite una idea principal: elige valores, forma de expresión o reflexiones. No hace falta ser especialmente profundo, solo dar tu visión personal.
No imites: inspírate, sí, pero nunca imites.
La luz es un factor esencial a la hora de montar un escenario. Transmitirá sensaciones que no se pueden trasladar de otra forma y puede cambiar totalmente el ambiente a la escena. Como sabes, hay muchos tipos de fotografía y para cada una se empleará un tipo de iluminación, pero, para no perdernos demasiado por este mundo creativo, vamos a centrarnos en los tipos de iluminación que mejor funcionan con los géneros más trabajados de la fotografía digital actual.
Luz suave vs luz dura: cuando la luz es difusa se crean menos contrastes con las sombras y da un aspecto más armonioso y tranquilo a la composición. Mientras tanto, la luz dura imprime carácter y misterio a la imagen, creando efectos visuales. Por ejemplo, para crear luces suaves se puede utilizar la técnica del flash de rebote. La luz dura procede de un solo foco e incide en zonas que crean sombras definidas.
Luz natural vs flash: el entorno ofrece infinitas posibilidades para jugar con la luz sin necesidad de usar flashes. No obstante, si necesitas cambiar de registro o las condiciones naturales no acompañan, siempre se puede modificar con luces estroboscópicas.
Temperatura de las luces: la temperatura de la luz influye directamente en la temperatura de los colores, pudiendo crear dicotomías entre colores cálidos y fríos. Si se juega con la temperatura de la luz se podrán crear entornos fríos compuestos de tonalidades magenta y entornos cálidos con azules y verdes. Todo depende de cómo se ilumine. Para trabajar esto deberás dominar el balance de blancos.
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