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El Foro Económico Mundial (WEF) define los mercados financieros como una institución donde los compradores y vendedores se reúnen para intercambiar bienes, valores o dinero.
Los mercados financieros permiten que una amplia gama de participantes intercambien bienes y servicios, inviertan capital en empresas, tomen prestado o se presten dinero entre sí para maximizar el rendimiento de sus inversiones.
Hay muchos tipos de mercados financieros que existen en el mundo hoy en día según diferentes criterios: el internacional, el local, el de materias primas, el inmobiliario, el de renta variable, el de deuda, etc.
Se caracterizan por:
La volatilidad es una característica intrínseca de los mercados financieros que refleja la naturaleza cambiante y dinámica de los precios de los activos. Surge de la interacción de diversos factores, como eventos económicos, políticos y psicológicos, así como la respuesta de los inversores a estos acontecimientos.
Esta variabilidad en los precios es esencial en los mercados, ya que proporciona oportunidades de ganancias, pero también comprende riesgos considerables. Así pues, puede ser tanto una fuente de incertidumbre como un indicador del potencial de rendimientos y pérdidas en las inversiones.
Debido a este carácter sumamente volátil, los inversores y analistas estudian y monitorean los mercados financieros para entender las tendencias del mercado y tomar decisiones informadas sobre la gestión de riesgos y su estrategia de inversión.
Dentro de todos los tipos tan variados de mercados financieros que existen, encontramos tres tipos de mercados financieros esenciales:
El mercado primario, también conocido como mercado de emisión, es el lugar donde se lleva a cabo la primera emisión y venta de valores financieros por parte de entidades gubernamentales, corporaciones u otras instituciones.
En este mercado financiero, los emisores ponen a disposición del público sus activos financieros, como bonos gubernamentales o bonos corporativos, con el fin de recaudar fondos para financiar sus proyectos y operaciones.
La dinámica en este mercado está relacionada con la emisión inicial de estos valores, estableciendo el precio y los términos bajo los cuales se venderán a los inversores.
La oferta y demanda en el mercado primario también influyen en la determinación de los tipos de interés y rendimientos que los inversores obtendrán por sus inversiones. Además, las comisiones y tasas asociadas a estas transacciones pueden variar según el emisor y la institución financiera que facilite la emisión.
También conocido como mercado de negociación, es el lugar donde los inversores compran y venden valores financieros que han sido previamente emitidos en el mercado primario. En este mercado, los activos financieros cambian de manos entre inversores, lo que permite la transferencia de la propiedad sin la participación directa del emisor original. Sus precios fluctúan en función de la oferta y la demanda de los inversores, y estos precios pueden diferir del valor nominal de los valores.
La bolsa de valores es un ejemplo típico de un mercado secundario, donde los inversores pueden negociar una amplia gama de instrumentos financieros, como acciones y bonos. La existencia de un mercado secundario es esencial para brindar liquidez a los inversores, ya que les proporciona la posibilidad de vender sus activos y convertirlos en efectivo en cualquier momento.
El mercado internacional en el contexto de los mercados financieros se refiere a un espacio donde inversores de diferentes nacionalidades pueden participar en la compra y venta de activos financieros.
Este mercado permite a los inversores acceder a una amplia gama de oportunidades de inversión en diferentes países y regiones. Un ejemplo es la negociación de criptomonedas, como el Bitcoin y el Ethereum, que pueden comprarse y venderse en todo el mundo a través de plataformas de intercambio en línea.
El mercado internacional ofrece a los inversores la posibilidad de diversificar sus carteras y aprovechar las fluctuaciones de los mercados globales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la regulación y las normativas pueden variar según el país y el tipo de activo, lo que influye en las condiciones y los riesgos asociados con las inversiones internacionales.
Además de esta clasificación general, distinguimos otras tipologías de mercados financieros:
Es un segmento del mercado financiero donde se negocian instrumentos financieros de corto plazo, generalmente con vencimientos menores a un año. Estos instrumentos incluyen letras del tesoro, certificados de depósito, pagarés y bonos del mercado monetario. El propósito principal de este mercado es facilitar el préstamo y la inversión de fondos a corto plazo entre instituciones financieras y gobiernos.
Abarca la negociación de instrumentos financieros a largo plazo, como acciones y bonos, que se emiten para obtener financiamiento a largo plazo. Las acciones representan propiedad parcial en una empresa, mientras que los bonos son deuda que emiten las empresas y los gobiernos.
Se dedica a la compra y venta de productos básicos como metales, energía, alimentos y productos agrícolas.
También conocido como Forex, es donde se negocian las monedas de diferentes países. Los participantes compran y venden divisas con el objetivo de obtener ganancias de las variaciones en los tipos de cambio.
Implica la negociación de contratos cuyo valor deriva de un activo subyacente, como acciones, índices, tasas de interés o divisas.
Es un espacio en el que los bancos y otras instituciones financieras realizan transacciones entre sí. Aquí, los bancos pueden prestar y pedir prestado fondos a corto plazo entre sí para satisfacer sus necesidades de liquidez.
El mercado de financiero se rige por mecanismos complejos y difíciles de entender para quienes se están iniciando en el mundo de las inversiones. Para entenderlo, debemos comprender los diferentes tipos de acciones, su valor y cómo funciona el mercado de valores.
La base de los mercados financieros consiste en comprar y vender acciones de empresas. Estas acciones luego se negocian en bolsas donde los inversores las compran y las venden para obtener ganancias.
El mercado de valores es como un juego de sillas musicales: las acciones se compran a medida que están disponibles, pero cuando se ocupan todos los asientos, no habrá más acciones disponibles para que compren nuevos compradores.
Y esto significa que los inversores tendrán que esperar hasta que algún otro inversor decida que quiere vender sus acciones.
Por un lado, algunas acciones tienen valores más bajos que otras porque no pagan dividendos ni ofrecen un alto rendimiento de la inversión (ROI). Mientras que otras pagan un dividendo constante que es proporcional al número de acciones en circulación.
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